economia española aiNlalán 3 HACIA EL FONDO DE LA CRISIS COMO trasfondo de una situación política nada fácil, la economía española presenta en estos momentos una serie de síntomas que hacen coincidir a unos y a otros en su diagnóstico: se está pasando por la crisis más grave desde que se puso en práctica el actual modelo de crecimiento tras el Plan de Estabilización, y de cara al futuro las incertidumbres son tan abundantes que sólo son comparables a las que se presentan en el campo político. LAS INQUIETUDES DEL SECTOR EXTERIOR La decisión tomada en el Parlamento Europeo de que se congelaran las relaciones con España debido a la ejecución de penas de muerte puede tener consecuencias graves dentro de unos meses, aunque a corto plazo el sector exterior sea quizá uno de los pocos que se salvan a la hora de llevar a cabo un análisis de la situación de la economía española, debido sobre todo al elevado volumen de divisas existentes a finales de 1974. Sin embargo, si se tiene en cuenta que la Comunidad Europea compró en 1974 mercancías españolas por valor de doscientos mil millones de pesetas (el 47,4 % del total de nuestras exportaciones), que de ella llegan la mayor parte de los turistas y que un 10 % de la población activa española encuentra en Europa su puesto de trabajo, el estado actual de las relaciones puede afectar muy seriamente al sector exterior español. Mientras no se llegue a un nuevo acuerdo comercial — imposible siquiera de plantear en estos momentos, los productos españoles irán siendo desplazados paulatinamente en Europa por los de otros países, ya que está en marcha un proceso progresivo que culminará en 1977 cuando los países de la CEE y de la EFTA hayan llegado a formar una zona de libre cambio, de la que España será el único país ausente de toda Europa Occidental. A la vez, un gran número de naciones de otros continentes podrán competir también ventajosamente a través de los nuevos acuerdos que firmen con la Comunidad, mientras que España seguirá con sus relaciones congeladas a no ser que se produzca algún cambio importante que modifique la actual situación. EN EL INTERIOR, TODAVIA PEOR Con ser importantes las dificultades que a un plazo no muy largo van a planteársele a un sector exterior por el que llega a España tecnología, abundantes capitales y una buena parte de las primeras materias que necesita nuestra economía, si nos fijamos en la evolución de los principales indicadores interiores, veremos que la situación es más grave. La tasa de crecimiento en 1975 será la más baja de los últimos quince años, y si no se supera el 1 % ■ — y debido a que éste será el porcentaje de aumento de la población — disminuirá la renta «per càpita» en el país. Otros indicadores,' tales como el nivel de paro o el de inflación, no presentan una imagen más halagüeña, y así, aunque las estadísticas oficiales que publica el Ministerio de Trabajo hablan de un 2,3 % de parados en estos momentos, la cifra no ofrece ninguna garantía de certeza, ya que en un informe confidencial del Instituto Nacional de Estadística, citado en un comentario reciente del «Financial Times», se hablaba de que en mayo el desempleo alcanzaba realmente a 600.000 personas (el 4,7 % de la población activa), por lo que no resulta arriesgado aventurar la cifra de un millón de parados a finales de año. En cuanto a la inflación, la tasa de 1975 estará próxima al 17,8 % del pasado año, y eso que hasta el momento no han existido alzas en los precios de los productos petrolíferos. Esta situación, en la que ha jugado un papel importante el fuerte descenso de las inversiones debido a la falta de confianza en el futuro de los empresarios — que hasta la fecha no han atendido el requerimiento hecho por el ministro de Industria, que apeló a su patriotismo para que siguieran invirtiendo — , tiene su reflejo en la caída de las cotizaciones y en el escaso volumen de operaciones que hay en la Bolsa, y si tiG o mita? • el índice no cae por debajo de 90, la razón hay que buscarla sobre todo en el apoyo que el Banco de España presta a los valores más importantes para que al menos se mantenga en sus niveles actuales. La Bolsa, de la que Emilio Romero dice cuando sube que es el termómetro político del país, está recogiendo en estos momentos una parte de las consecuencias de la incertidumbre a la que se enfrenta España. ALTERNATIVAS Ante una situación tan crítica y en la que la importancia de los problemas políticos es tan clara, dos son las posibles salidas que pare¬ cen perfilarse para la economía española: la que postulan los que mantienen todavía añoranzas autárquicas — y que equivaldrían a elevar aún más las barreras que nos separan del resto del mundo — , pretensiones que hoy parecen imposibles de llevarse a ¡a práctica en una sociedad tan diferente a la de los años 40; dentro de esta postura cabría incluirse como ejemplo la declaración reciente del piñarista gobernador de Baleares De Meer, quien ha dicho que «Europa debe meterse el Mercado Común donde le quepa», afirmación que — entre otras cosas — parece inoportuna para quien ocupa un cargo comió el suyo en una de las provincias cuya economía es más dependiente del extranjero. Sin embargo, actos como la VI Semana Económica Internacional o el coloquio en torno al tema «Sociedad y economía ante un contexto democrático», ponen de manifiesto la existencia de un estado de opinión mayoritario que incluye desde los sectores más dinámicos de la burguesía española hasta amplías capas de |a población, que propugnan un camino distinto a través de un cambio del modelo capitalista y autoritario por otro democrático cuya concreción se lleve a cabo a través de un proceso constituyente que remueva los obstáculos que hoy se oponen a que España pueda participar en pie de igualdad dentro del concierto Internacional. A. B. EL CANFRANC, PROBLEMA POLITICO Obres de la estación Internacional, en 1920 EL Canfranc vuelve a ser tema cotidiano en la prensa, ganando terreno — en el terreno de la afirmación regionalista — , a los grandes temas pendientes, los trasvases de agua, energía y aragoneses a Barcelona. Es como si de pronto se hubiera encontrado un sucedáneo, un tema sustitutivo, para canalizar el malestar creado por la situación general de la región, hacia campos en que aparentemente no existan roces con otras regiones, donde los orígenes del problema, sus soluciones, los culpables y posibles redentores sean todos de casa. Tan pronto se buscan 100.000 Tm., como las diputaciones se ofrecen a cubrir los déficits, mientras el fondo real de la condena del Canfranc sigue invariable: La sentencia dictada por el discutido Informe del Banco Mundial. Discutido por obsoleto y antisocial, pero que sigue siendo la sagrada fuente en que, sólo cuando interesa, bebe nuestra planificación económica. En el citado informe se clasifica el Canfranc en la Red Secundaria, a desmantelar a medio plazo. Asi el tráfico internacional no sólo está comprometido por el cierre del Túnel de Somport, sino que se suprimirá la totalidad de la línea Zuera - Turuñana - Canfranc, desmantelando el eje de desarrollo que permitió a una parte de la provincia de Huesca, saltar de la alta edad media en que hallaba sumida, a una modesta era preindustrial, por la vía de acero del ferrocarril. En la hora actual en que la linea recorre en su mayor parte un verdadero desierto, en que las gentes han perdido la esperanza de futuro, la revitalización del Canfranc sólo es problema urgente para Canfranc y Zaragoza, extremos de la línea, que lo necesitan uno para seguir justificando su existencia y otra para asegurarse la puerta a la Europa de los nueve y dar así continuidad a su desmelenado crecimiento. Y esto los pueblos que se asoman a este antes vivificador camino de hierro lo saben muy bien. Hace tiempo que tienen pagado el funeral de este ferrocarril atacado de un mal difícilmente curable: la pobreza. Pobreza de una provincia a medio desmantelar, pobreza de unas comarcas semivacías que el Canfranc vivificó en una demasiado temprana primavera, pobreza de unas ciudades, ni más ni menos pobres en su origen que otras tantas de la geografía española, pero a las que se ha negado su futuro en el territorio; pobreza, en fin, de una región acostumbrada a perder toda clase de trenes. Yo me resisto a ver morir así al Canfranc. He nacido en Los Arañones, soy de los escasos y primeros naturales Hn ese agreste oaisaie aue ahora se llama Canfranc - Estación, pueblo surgido por la magia del túnel transpirenaico y de la estación internacional, y debo mi origen y el modo en que he sido lanzado a la vida a algo tan tremendamente material como es un ferrocarril. Por eso para mí, como para tantos aragoneses que gracias al acercamiento de Zaragoza al Pirineo que la vía férrea produjo, pudieron conocer unos la cultura y las formas de vida ciudadanas, y otros el impacto de una naturaleza y unos paisajes Increíbles, nos es difícil dejamos arrebatar el Canfranc, y nos negamos a comulgar con ruedas de molino eonómico - administrativas, de Bancos Mundiales o de planes de reestructuración de Renfe. Sabemos que el problema de la revltallzaclón del Canfranc es exclusivamente político, y que hablar de rentabilidad directa es Intentar justificar lo injustificable y dar largas a un asunto ve decidido. La verdad es que la linea ha funcionado a trompicones. Inaugurada el 18 de julio de 1928, sufrió las consecuencias de fecha similar apenas ocho años más tarde, empalmando con la guerra europea, hasta 1945 en que fue prácticamente reinaugurada con un buen Indice de tráfico, en parte debido a los graves daños sufridos por la estación de Port -Bou, que quedó prácticamente inutilizada. Con ta reapertura y mejora de este paso gerundense, el atraso que asume el ferrocarril respecto a la carretera, y las parcas necesidades de tránsito internacional de la era de la autarquía, se llega a la década de los sesenta, en la que a pesar de la desarticulación del paso de agrios, y de lo que parece ser un veto inconsciente a esta frontera, el tráfico más especializado — cereales, químico, etcétera — , producto del lanzamiento general de la economia, gana terreno poco a poco y anuncia un nuevo horizonte. Hasta se instalan sistemas automáticos de manejo de granos que no llegan a estrenarse por la rotura — ¿fortuita? — del puente de L'estanguet. En fin, que en 48 años de historia, doce' no ha funcionado por causas de fuerza mayor, doce ha funcionado a pleno rendimiento, otros doce siguió el funcionamiento a medio gas de la economía autàrquica y los doce restantes luchó contra el desmantel amiento a que era sometido por la tecnocracia. ¿Qué culpa tiene Aragón de todo esto? Sólo una, el no haber tenido el peso político necesario para defender la linea, como no lo ha tenido para defender los riegos, ni la despoblación, ni el agua, n'¡ la energía ni otros y tan largos etcéteras. Buscar la financiación interna, en tráfico o dinero, de ¡Os déficits de transporte que la reapertura produzca, es algo así como tener que pagar el billete de vuelta a todos los paisanos a los que el planteamiento territorial y económico nacionales obligaron a emigrar. O pretender bombear y desallnlzar agua del Mediterráneo, en otro faraónico disparatado juego de vasos comunicantes basta los Monegros, cuando a Aragón le falte el agua para su año 2000 particular. Se debe luchar por la rehabilitación de éste ferrocarril, pero sin sacarlo de su contexto regional, a sabiendas de que es una pieza más de este rompecabezas de economía política en que nos movemos, a sabiendas de que los males tienen el mismo origen, y los remedios la misma fórmula magistral, que el trasvase, la energía, el crecimiento económico equilibrado, la distribución rsh cional del terrltorlQ, y el reparto social de las riquezas; sin entrar en el juego del despiste centralista del divide y vencerás. Intentar un planteamiento aislado del Canfranc es jugar a la gallina ciega. S. MARRACO