„ hava àaào hasif * nbras Públicas no haya . ~UE e/ Minlaíer» de Obras K trasvase para ^ hay Se^-t'na^ % mente W'^l, nació* bace m^'- os ^aS'^^n^de n^-l.rrE/ -^^. ' «''en^V^'^CnrdS" ^ COnSe,0 „ ^ oonnvertirse en una hüWera esperado nia'rof. Madrid til e",B^ unánlmementa ant Nadie, ni en "ja su voz !f ,,„a po itica clffaf7a.vadaa A^^^rcÓnaumaoIón de u"a Pa contra el traav^ fe lala^niera 'or^^^rtanola da%^^^^^^^^^^^ nSelo de era^f"^ los Intereses L EstaW en Barcelona e a9"a (ácl, prever P TRASVASEIS. A r hub/eran unjdo^en^ pero unajez^^ prueba ^ serian d/a í3 se ""TQobierno de Aragón al g0Aragón. « C'VÍ'-;jcla%orque una^.-^ aren ■ «/-infiO VOl- dente, esiw su favor. el aiero ^tJno ^rá ocioso Sor de asc-arec.^ento^ weresadamente, tema prímera olead9 ^ ^ confuSÍOn. más de uno ^ «En estos momentos, está abierto un compás de espera expectante en el cual la Administración está procediendo, según sus propias manifestaciones, al examen de todos y cada uno de los escritos presentados y de los que informarán, a la vista de su contenido, al Gobierno». Así se expresaba don Santiago Pardo Canalís, presidente del CESIE en septiembre de 1974. Desde en¬ tonces hasta ahora, poco de nuevo. Es significativo que en la reunión de la comisión ejecutiva del Consejo del día 1 de marzo en Huesca — la anterior había sido en Zaragoza... ¡el 26 de septiembre del 74! — toda la información acerca del estado actual de la cuestión hubiese que «trasvasarla» hacía un exhaustivo informe sobre el ritmo de las obras de ios regadíos de Aragón. En otro orden de cosas, no deja de ser significativo, asimismo, que, a estas alturas, no se conozca a I 5 §11 » S o -K ^3 a) : 5 £ : o. « : ai c : o « » I * lis Q. *• U¡ W X 3 Ul UJ «O ciencia cierta el destino de los Consejos Sindicales en el contexto del reconocimiento del hecho regional catalán. ¿Qué será del CESIE en el momento que las provincias catalanas en él representadas entren a globalizarse en otra estructura que, inevitablemente, habrá de defender intereses distintos? El asunto está reclamando, a voz en grito, luces y taquígrafos, pero... ¿quién se lleva el gato al agua? Entre septiembre del 74 y marzo del 76 sólo un pequeño «incidente» vino a sacar el asunto de su ya pesado letargo: el viaje de los Reyes a Cataluña. Toda la cuenca del Ebro se estremeció ante el insistente rumor: en el Consejo de ministros dé Barcelona iba a darse el espaldarazo al trasvase. Poco después la calma chicha volvió. Salvo veladas alusiones al tema a lo largo del periplo real, nadie habló del asunto. Como telón de fondo a la inquietud de esas jornadas, Sánchez Terán, actual gobernador civil de Barcelona y subsecretario de Obras Públicas hasta fechas bien recientes. Tampoco, al parecer, los tiros fueron por ese lado. ¿Cuál es el estado actual y real de la situación? El Consejo Interprovincial — pulsador, según él, de la alarma cuando, siendo ministro Fernández de la Mora, se habló del trasvase Ebro - Besaya — nos remite el «Informe sobre el aprovechamiento integral del Ebro» del M.O.P. de septiembre de 1974, montado sobre datos suministrados por el propio CESIE en 1971. Y es precisamente en este punto donde comienza el baile de la inhibición. El señor Valdés, actual ministro, declara en febrero del 74, que «es posible el aprovechamiento de los sobrantes del río sin que afecten al desarrollo futuro de la cuenca del Ebro». A ello replica el Consejo que antes de buscar destino a esos sobrantes, «es necesaria la total regulación del Ebro». Y este, poco más o menos, es el punto final del «diálogo». A título medio anecdótico, una ligera novedad: de comenzar hablando de «desequilibrios regionales» — palabra de moda — , en las declaraciones oficiales a nivel de cuenca, se ha comenzado a hablar de «ordenación del territorio». De lo que no se ha dicho nada es de quién y para quiénes debe hacerse. TRES NEGATIVAS DIFERENTES J Aparentemente, el tema del trasvase supuso únicamente la división de opiniones entre los que forzaron y siguen forzando y quienes en todo momento han dicho un rotundo no. Pero, por debajo de esta dicotomía, el enfrentamiento rea! de intereses ha sido y sigue siendo bastante más compiejo. Intentar desfigurar el tema de fondo llevando la cuestión a una especie de enfrentamiento entre Cataluña y Aragón ha sido una táctica demasiado clara para quienes difícilmente estarían dispuestos a mostrar sus verdaderos intereses. Afortunadamente ha habido tiempo y voces suficientes para establecer algo más de claridad en el debele sobre el trasvase. Desde la perspectiva de Aragón, nos interesa especialmente diferenciar las distintas posturas que han querido mezclarse en el «no» al trasvase. Y, en síntesis, podríamos señalar tres. 1. — El «no» rabioso e irracional de la extrema derecha, expresado habitualmente en los órganos de difusión que controlan (Fuerza Nueva, El Alcázar, etc.). En plena polémica sobre el trasvase, «El Alcázar» se¬ ñalaba que «los racistas vascos ensanchan Euzkadi hasta Miranda de Ebro y Tudela de Navarra mientras los grandes conquistadores de la Generalitat trataban de extender su imperio por lo menos hasta Zaragoza». Frase que explica bastante claramente cuáles han sido las razones por las que la extrema derecha tiene miedo al trasvase: una especie de terror físico al desarrollo catalán y a todo lo que signifique poder regional. Para los piñaristas y gironistas de ambas publicaciones, Aragón no resulta peligroso y, si se le potencia, podría suponer una cuña imperial y centralista entre los dos monstruos nefandos de Cataluña y Euzkadi. 2. — El «no» de la oligarquía aragonesa, de buena parte de sus «fuerzas vivas» oficiales, de algunos de sus técnicos y de buena parte de los (pedios de comunicación. Por lo general ha sido un «no» basado en razones técnicas que exigían para Aragón la posibilidad de un desarrollo futuro. Desarrollo más basado en los intereses privados de empresas, terratenientes y caciques que en los de todo el pueblo de Aragón. Como ha señalado un escritor catalán, la postura de estos aragoneses «oficiales» sería, en el mejor de los casos, netamente «idealista», en el sentido de que nunca han puesto en duda lo que constituye el verdadero meollo planteado por el trasvase: la crítica del modelo de crecimiento favorecido desde el Estado en beneficio de los intereses minoritarios. Las objeciones técnicas al trasvase pierden todo su peso si la crítica no llega a la raíz, puesto que el trasvase entra absolutamente dentro de la lógica del sistema económico vigente, en la actual etapa de capitalismo monopolista. La potenciación de los centros urbanos e industriales más desarrollados y la pauperización del territorio no rentable para el gran capital nacional y las omni potentes multinacionales sobrevienen por necesidad cuando las decisiones quedan en manos de la industria privada. Predicar contra el trasvase y no detectar su verdadera raíz es el juego que tan espectacularmente han protagonizado personajes oficiales convertidos repentinamente a un regionalismo milagroso. 3. — Finalmente están los que han dicho «no» al trasvase, por la sencilla razón de que están radical y absolutamente en contra del modelo de crecimiento al que responde. Sólo desde esta perspectiva ha sido posible desmontar el fantasma del enfrentamiento catalano-aragonés y una muestra de. ello es la declaración conjunta «ANDALAN-CAU» El enemigo de Aragón no es Cataluña. Ambos pueblos tienen un enemigo común. EL «NO» DE LA IZQUIERDA ARAGONESA A Hay que hablar aquí v «ase -y conste que estamos contra la posición confito j. ! anora de la posición concreta de la i, aragonesa. Al hacerlo, habrá nqi?erda menzar por un rotundo - q co vergencia: NO AL TRaS^I tundo argumento de conv^ï •01 los criterios políticos Z6 lo Cla:l templan son meridianamente antiï" mocraticos. Una rotunda concha e" no es un asunto provinciano S,0n: En torno a este núcleo central v umtario se presentan un largo 1/ logo de argumentos con el sello ,!! creto de la ideología que lol,,^ pero^siempre en torno a este Sin ánimo de simplificar la com tion, pero sí de síntesis, el asuntó cabría plantearlo desde una doble óptica: la específicamente laboral la campesina. Desde la primera, casi todos los grupos de la izquierda coinciden en una subordinación de los problemas regionales a los intereses de la clase obrera a nivel nacional. En función de ello, el problema del trasvase se presenta como un caso más de gestión antidemocrática en torno a una cuestión que afecta directísimámente al proletariado. Los grupos más interesados en una más o menos amplia autosugestión regional, coinciden en señalar las contradicciones contenidas en una ordenación territorial a espaldas del puebla y, como tal, ineficaz. Tomando como clave la cuestión de esta ordenación, unos y otros ponen en evidencia el peligro de una manipulación del proletariado catalán por parte de los auténticos beneficiarios del trasvase, en el sentido de hacer diverger sus intereses con los del proletariado aragonés hasta hacerlos parecer como antagónicos. De cara a las alternativas para Aragón y su Ebro intacto, el espectro ya es más amplio y las propuestas más diversas, siempre desde una tentativa de evitar a escala aragonesa lo que se pretende evitar a escala nacional: la macrocefalia, al otro lado de un proceso de progresiva desertización. Desde una perspectiva campesina, el sentir unánime de los grupos que más directamente conocen la situación, es el de que los campesinos aragoneses no ven el trasvase como problema prioritario, sino muy a la zaga de cuestiones tan inmediatas como los precios y los costos de producción, inquietud de sobras patentizada en la reciente, y no zanjada, «guerra del maíz». La sensación en amplios sectores del campesinado aragonés es de que, tomando el trasvase como excusa, se han montado generosos —por rentables— tinglados por los cuales en¬ tramarse «ciertos señores y gruos» precisamente a puestos desde os cuales se ha servido justo a la ase campesina... pero al revés Se haga o no se haga el trasconsta solución nunca vendría por lí sino por una auténtica y profunda reforma agraria», son palabras tampesinas aún calientes. LA ALTERNATIVA DEMOCRAtlCA Quizás la falsa convergencia de intereses planteada por la burguesía aragonesa y sus medios de comunicación, en el sentido de que el trasvase perjudicaría a todos los aragoneses por igual, ha debilitado la respuesta popular. Añádase a ello el también falso antagonismo que esa misma burguesía — junto con su homónima catalana — han tratado de inocular entre los pueblos catalán y aragonés, y se comprenderá por qué hoy el trasvase, con ser un tema vital para la más amplia mayoría, no figura todavía a ta cabeza de las preocupaciones populares. La instrumentalización del trasvase en iras de un aragonesismo tan falso como el del chascarrillo baturro y en favor de un ansiado liderazgo de gentes y medios que no representan sino a una minoría aragonesa, ha sido brutal. Pero la salida está clara y no puede ser otra que el planteamiento de una alternativa real al modelo de crecimiento en vigor. Un modelo que sea gestionado por la mayoría en su propio interés, de forma democrática y a través de un poder regional capaz de dialogar de tú a tú. En ese sentido, es positivo que proyectado trasvase siga todavía en fase de estudio. Una situación política efectivamente democrática arrojaría por la borda, antes que nada, proyectos como éste, pensados en favor de quienes controlan en España no sólo el poder económico sino también el político. Hará que forzar, desde abajo, que mientras esa situación política no se dé, el trasvase siga congelado. Y habrá que luchar también para fue la desertización de Aragón y bena parte de la Cataluña interior «o lleguen a ser un hecho tan irreversible que haga para siempre inevitable el trasvase de un Ebro que, por no servir para otra cosa, sólo ïaldría ya para desembocar en Barcelona. EQUIPO BIS (Recorte y envíe este boletín, NO NECESITA FRANOUEO) aragón sigue ^ontra todo pronóstico, tras tantos años de silen ció y olvido — de los demás y de los suyos — Aragón resurge. Cada día con más fuerza, gentes del campo y de la ciudad, obreros y estudiantes, hombres o mujeres, anotan en su lucha democrática, junto al ramo de reivindicaciones de urgencia, el deseo y la necesidad de ser y sentirse Región. Es algo que ni la prohibición ni la demagogia han podido hacer sino acallar, dejar latente, a la espera como ta flor bajo la nieve. Y hoy, que el pueblo aragonés asiste, con preocupación, indignado, a una sucesión de amenazas a su propia entraña, acaso esos mismos problemas, tan torpemente lanzados a su rostro por quienes pensaban que su sueño continuaba, le han hecho retomar su conciencia. Y es que, una vez superados todos los tópicos, todos los baturrismos narcotizantes, queda un hecho en el ánimo de todos: Aragón existe y es otra cosa. Región orgullosa de su pasado, de su paisaje v de su arte, de su folklore y toda su cultura, de sus paisanos ilustres como de su pueblo todo en el silencio, sin embargo, entiende hoy su regionalismo como una manifestación de libertad. Porque sabe en su carne que los derechos no basta esgrimirlos con buenas razones, buenas palabras, dignas actitudes, Aragón exige hoy poder regional. Poder decidir en su malograda economia agraria, en sus descompensadas localizaciones industriales, en su agua, en sus obras públicas,^ en su cultura. Sentirse dueños, los aragoneses, de su futuro, en fin. Tener democracia sin mas nombres y en los hechos, en las decisiones. Las gentes que aqiá están, nacidas no importa dónde, v las gentes que tuvieron que irse y aman a su madrastra, porque saben lo fue bien a pesar suyo. Por eso. la inminencia acuciante de medidas que terminen con la ya escasa inmunidad e independencia aragonesa, bastan ahora a^çoner al pueblo en pie. No hay más aunque muchós queramos más: ahora es la hora de todos, la hora del pueblo de Aragón, resucitado, capaz de decir basta y echar a undar. Un pueblo que busca ansiosamente, en su puñado de libertades, la autonomía regional, porque no quiere ya ir camino de nada. Y sabe bien que Aragón, o logra un poder democrático regional, o no será. niNtatón REPOBLAR ARAGON Como consecuencia de la emigración hacia otras regiones, especialmente hacia Barcelona y Valencia, y de la concentración de la población en Zaragoza capital, Aragón está tocando unos techos de desertificación que comienzan a alcanzar consecuencias graves por lo que suponen de degradación creciente e infrautilización de ciertos recursos naturales aragoneses (pastos, montes, tierras de cultivo, agua, etc.). Una política regional sensata basada en un equilibrio entre los aragoneses y su territorio requerirá e! bloqueo del crecimiento de Zaragoza capital y de la urbanización de los valles regados, especialmente EbroJalón, como única forma de proteger las fértiles huertas de regadío. El alto a la concentración demográfica irá acompañado de una redistribución profunda de la población. Hay que repoblar Aragón llevando por delante, en la mayoría de los casos, el agua; es decir, la puesta en riego y la reactivación económica consiguiente al cultivo del regadío (industrialización, ganadería, urbanización, nuevos núcleos, infraestructura sanitaria, etc.). A título teórico, vamos a exponer una serie de signos característicos de un proceso de desertificación que se van presentando en un territorio en decadencia demográfica y que acaban arrastrando a una decadencia económica, social y, finalmente, política. Evidentemente, los signos de la desertificación no se dan con la misma intensidad en todo Aragón ni aparecen simultáneamente, sino que entran dentro de un proceso dialéctico. Muchos de ellos son a la vez consecuencia y causa de los siguientes. Una región que se desertifica presenta unos fenómenos que inicialmente son muy conocidos y que podemos enumerar así: 1. ° Saldo demográfico negativo, tan¬ to vegetativo como migratorio. Mueren más personas que nacen (el caso de Teruel) y se van más personas que llegan (caso de Teruel y Huesca). 2. ° Se van los más jóvenes. 3° Quedan los viejos. 4. ° Se van más las mujeres jóve¬ nes que los hombres, por lo que aparece la figura del solterón en busca de mozas casaderas. 5. ° Se van los más pobres, ya que los muy ricos suelen ser propietarios rurales absentistas que se fueron hace muchos años pero conservan la propiedad. 6. ° Quedan los agricultores grandes y medios, crecientemente endeudados. Como consecuencia de todo ello, disminuye el número de artesanos, comerciantes y servicios, 7. " Van escaseando los médicos, que crecientemente deben cubrir mayor número de pueblos, y lo mismo sucede con los curas. 8. ° Aparece la concentración esco¬ lar, concentración sanitaria, concentración de los peones camineros; todo ello en las cabeceras de comarca, justificando ideológicamente la importancia de la cabecera de comarca como un proyecto progresivo del Gobierno, mientras que en realidad se trata de una manera de agravar la desertificación. La cabecera de comarca es la intermediaria entre el campo y la ciudad y explota al resto de la comarca. 9. ° Se quitan los teléfonos públicos de los pueblos. 10. ° Se cierran estaciones y a veces lineas enteras del ferrocarril. (Caso de los ferrocarriles Gallur - Sádaba; Cortes - Borja, o del ferrocarril a Tortosa). 11. " Como consecuencia de la deser¬ tificación, los monumentos históricos (iglesias, conventos, etc.) se van degradando, y aparece una venta masiva y una rapiña de los tesoros artístico - religiosos (mobiliario, cuadros, objetos de culto, etc., pasto de anticuarios). 12. " ¿as casas abandonadas se van derrumbando; las ruinas acompañan a la desertificación. 13. ° Comienza un abandono de los recursos naturales. Los cultivos en terraza o bancales que durante el esfuerzo titánico de siglos crearon capas vegetales niveladas que retenían el agua se van rompiendo por las protecciones de piedra, degradándose y erosionándose. 14. " Las tierras dejan de ser culti¬ vadas. 15. ° Comienza a crecer el matorral y asilvestrarse el terreno. 16. ° Se inundan los fondos de los valles, en los que hay cerradas adecuadas para hacer embalses de aqua. 17. ° La hidroelectricidad producida en estos embalses es extraída hacia otras regiones hiperpobladas (País Vasco. Cataluña, Madrid). 18. ° Se pretende trasvasar el agua embalsada a las regiones hiperurbanizadas. (Intento del trasvase del Ebro). 19. " Disminuye la densidad y varie¬ dad pecuaria. La ganadería decrece, apareciendo gran cantidad de pastos infrautilizados. En ciertas zonas el asilvestramiento impide la penetración del ganado ovino. 20. ° A consecuencia de lo anterior se hiperdesarrolla la fauna salvaje, especialmente jabalíes (que destrozan las cosechas de los agricultores que quedan), zorros y lobos. Desaparecen los buitres por falta de carroña, así como los quebrantahuesos. 21. " En ciertas zonas, por falta de control sobre los suelos, éstos se erosionan, ya que desaparecen los guardianes de la naturaleza: los agricultores. Ante esta situación aparecen nuevos usos del espacio sustitutivos de los anteriores, que tienen como ca racterísticas principales el ser neocolonizados en beneficio de intereses urbanos extrarregionales. Ello lleva consigo la aparición de: 22. ° Coíos de Caza. (Caso de la em¬ presa catalana Raventós, que ha comprado más de 2.000 hectáreas, incluido el pueblo completo menos la iglesia, de Bastarás — Huesca — ). 23. ° ICONA, una vez expulsada la gente, entre otras cosas por falta de caminos, construye los caminos para sacar la madera y repuebla, expulsando a los últimos ganaderos. Así, pues, las repoblaciones forestales son hoy causa y consecuencia de la desertificación. 24. ° fn ciertos parajes se intentan declarar parques nacionales, que en muchos casos vienen a subordinar ios intereses de los últimos residentes en la comarca y la región a los intereses extrarregionales y, sobre todo, de los turistas potenciales de las grandes ciudades. 25. ° El espado desertificado puede servir para filmar películas. [Caso de Valdespartera, la Almería aragonesa; o de la sierra de Urbasa en Navarra). 26. ° Aparecen ciertas comunidades religiosas monásticas. El caso de Farlete en Monegros con la instalación de los Hermanitos de Foucault o, en otro estilo, de la Fundación de Torrecludad. (El Grado, Huesca). 27. ° Aparecen recogedores de setas en otoño; domingueros procedentes de las ciudades las revenden los lunes, buscadores de trufas, buscadores de manzanilla..., que se oponen a los Intereses de los últimos habitantes de los pueblos. 28. ° Una vez desertificado el territo¬ rio, las compañías hidroeléctricas pretenden instalar centrales nucleares. (Caso de Chalamera, Sástago o Escatrón, aunque en el primer caso hubiera todo lo contrario de la desertificación ya que el Valle del Cinca está en pleno crecimiento económico y euforia demográfica: muchos jóvenes, mucha maquinaria y agricultura de vanguardia). 29. ° Ciertos espacios desertificados se pretenden dedicar a depósitos de residuos de centrales nucleares. 30. ° En ciertos casos, como se pre¬ tende en la adtoalldad entre Soria y Agreda, se trata de instalar un vertedero nuclear, o una planta de reciclamiento de residuos nucleares incluso procedentes de otros países. 31. ° Ciertas áreas desertificadas pue¬ den servir de polígonos de tiro y combate aéreo. (El caso de las Bardenas Reales en Navarra. Polígono objeto de acuerdo con U.S.A.). 32. ° fn oíros casos, áreas casi de¬ sertificadas son dedicadas a terrenos de maniobras de las fuerzas terrestres con fuego real; caso de las 30.000 hectáreas del Monte de Castellar en la zona Zuera (Zaragoza). Todos estos signos, consecuencias y evolución de usos de los territorios desertificados, llevan consigo en una etapa del proceso un decrecimiento del precio de las tierras o un estancamiento. En estas circunstancias, ricos propietarios rurales o grupos de capital urbarso van comprando terrenos y grandes fincas que irán subiendo progresivamente de precio y que se intentará volver a vender a los aragoneses que quieran volver, a repoblar Aragón; hecho que se deberá plantear en las próximas décadas luchando, por supuesto, contra la grosera especulación de los artífices de la desertificación y compra de lo desertificado. Mario G AVI RIA