Cultura El caso Antonio Negri Una acusación a toda la nueva izquierda Hace dos semanas, los teletipos de las Agencias debieron saltar de gozo: el cerebro de las Brigadas Rojas había sido detenido con una abrumadora cantidad de pruebas en poder de la Justicia Italiana, arduamente conseguidas por un fiscal joven y brillante, cercano o miembro del PCI —que en esto la Prensa no ha terminado de ponerse de acuerdo.-Se trataba de Antonio Negri, joven intelectual italiano, catedrático en Padua de Doctrina del Estado, colaborador de las principales revistas teóricas de la extrema izquierda italiana, compañero de docencia de L. Althusser. Tras este brillante curriculum se escondía, sin embargo, uno de los puntos clave del terrorismo internacional, manifestaba con orgullo mal medido la debilitada Democracia Cristiana. nes del Occidente capitalista que, más allá de su justeza política, pone en tela de juicio la soberana ignorancia de quienes rechazan la práctica de la nueva izquierda subrayando (sic) su incapacidad para desarrollar precisamente ese pensamiento y su mitológica invocación a los clásicos. Finalmente, y fruto del análisis de la experiencia original y de las nuevas formas de lucha adoptadas por buena parte del movimiento obrero -por más que hayan sido, hasta el presente, actuaciones coyunturales-, Negri llegó a ser el inspirador más eficaz de Autonomía Obrera, plataforma política que ocultaba, dice la Justicia, la estructura armada de las Brigadas Rojas. Antonio Negri ha solido criticar, por el contrario, una actividad que suple el protagonismo de las masas, pero no ha unido su voz, que sepamos, al coro de denunciantes que parecen perder sus pestañas en la condena de su violencia minoritaria y coyuntural: sin sentirse identificado jamás, Negri subraya otra violencia que, por cierto, le parece más general, más astuta. Pero tan sangrienta como aquella. ¿Pero quién es, en realidad, Antonio Negri? Creo que tres apresuradas indicaciones pueden definir la actividad del acusado. Como todos los que, de una u otra forma, vivieron mayo del 68 y sus largas secuelas (en este caso, el otoño caliente italiano de 1969), Negri sabe que la revolución de Occidente es posible: no esa transformación pasada por agua que admiradores de la fotogenia marxista y de su canalizada comercialidad predican sobre la invocación de los cambios habidos en el mundo contemporáneo y su débito a la tradición inaugurada por Marx. Las clases populares han podido ser digeridas por la colosal maquinaria del Estado moderno: pero millones de ciudadanos movilizados mostraron a la Historia que la digestión podía transformarse en una purga mortal. Contra la otra violencia En segundo lugar, y sobre la lejana confianza de todo esto, se requería la exigencia de teorización respecto al propio proceso revolucionario, pero también, por otra parte, el análisis de las formas de reestructuración adoptadas por el Estado capitalista en el marco de la crisis que se inicia a finales de la década de los sesenta. Al respecto, va a ser el tema fundamental de los análisis teóricos de Antonio Negri: lo inicia -creo- en Crisi dello Stato piano, comunismo e organizzazione para continuarlo en Proletari e Stato y, con un estilo mucho más nuevo, en el reciente Dominio y sabotaje, recientemente aparecido en castellano. Interesa subrayar la intención de adaptar el pensamiento marxista a las condició- HISPIRIA LIBRERIA PLAZA JOSE ANTONIO, 10 ZARAGOZA Tres tesis de A. Negri Sería inútil intentar resumir la totalidad del pensamiento de Negri. Pienso que, al menos, las siguientes tres tesis pueden dar una idea de los ejes en torno a los cuales su obra se desarrolla. Tesis 1: Sobre el Estado actual. Negri desarrolla su análisis de la nueva forma de Estado en Proletari e Stato. Subraya aquí el carácter eminentemente técnico del Estado que pretende mostrarse como administrador puro y sin rostro de la producción. Pero si algo tiene importancia en las reflexiones de Negri es su referencia a las formas a través de las cuales dicho Estado nuevo asegura su reestructuración: «para el capital, la solución de la crisis consiste en una reestructuración del sistema que diluya y reintegre los componentes antagonistas del proletariado en el proyecto de estabilización política», escribe en Dominio y sabotaje. Y para ello, continúa, el nuevo Estado «produce» la inflación, con sus secuelas de miseria y paro para la clase trabajadora: produce, sobre todo, el virus del temor proletario, la conciencia de que es preciso no tirar excesivamente de la cuerda para que la nación no naufrague. Ese arma decisiva para la reestructuración, y que hay que analizar como fenómeno económico estructural y como movimiento caracterizado por su dimensión política, se reproduce como política de austeridad -y de la que, como es sabido. Berlínguer se ha convertido en uno de los máximos defensores. No puedo resistir la tentación de transcribir este fragmento, perteneciente al Prefacio de la segunda edición de Proletari e Estate: «La culpa es de los obreros que no se «sacrifican» siendo como son hoy en día «privilegiados», no sólo frente a algunos millones de parados sino también frente a algunos otros millones de «trabajadores balcánicos» que llenan Italia: este privilegio deben pagarlo», comenta repitiendo una frase repetidamente escuchada en las argumentaciones de la actual alta política. Tesis 2: Sobre la aniquilación del movimiento obrero. En este punto, el ataque de Negri va dirigido fundamentalmente contra el «compromiso histórico» en tanto proyecto táctico (?) interclasista que escamotea el antagonismo esencial entre los intereses objetivos del proletariado y de la burguesía, mostrándose como la esquemática forma política de la reestructuración capitalista. Dicha denuncia ocupa buena parte de las páginas de Proletario e Stato. Tesis 3: Sobre la alternativa revolucionaria. En Dominio y Sabotaje vuelve Negri sobre lo que es, a estas alturas, una constante en el pensamiento del profesor de Padua: la noción de Autovalorización proletaria que es definida aquí como la «fuerza para sustraerse del valor de cambio y capacidad de basarse en el valor de uso». Se trata, simplemente, de reforzar la idea de la capacidad revolucionaría del proletariado para no quedar atrapado en el proceso económico y político desde el Poder. Esta autovalorización proletaria tendría, para Negri, una manifestación fundamental: el momento en que la lucha salarial se convierte en lucha de apropiación iniciando un proceso de desestructuración que acumula fuerzas y estorba substancialmente el fenómeno de respuesta a la crisis capitalista. Ojalá este brevísimo resumen de urgencia haya sido capaz de ofrecer una visión del pensamiento de E. Negri. Qué ha ocurrido Lo que ha ocurrido, lo que está ocurriendo cuando escribo estas líneas y seguramente cuando sean leídas, es que el proceso de autovalorización proletaria necesita salir al exterior. Quiero decir: para Negri, el movimiento revolucionario necesita manifestarse al exterior, hacerse social para no sólo desestructurar al Poder sino, como en Dominio y sabotaje expresa, para desestabilizarlo. He aquí el nudo gordiano del asunto, en tanto la noción vulgar de desestabilización suena excesivamente a hordas negras y vengadores aquelarres. Sin embargo, la lectura de las últimas páginas de Dominio y sabotaje muestra que Negri no se refiere jamás a la violencia minoritaria de las brigadas rojas: sino a la violencia revolucionaria del proletariado, enunciada formalmente, capaz de contrarrestar la organización violenta del estatalismo burgués y de determinar favorablemente la crisis capitalista. Con toda seguridad, hay demasiadas abstracciones inoperantes en los análisis teóricos y en las alternativas prácticas de Negri y de Autonomia Obrera: no estamos aquí para juzgarlas. Su presentación difuminada del papel del Partido, su confianza teoricista en la capacidad de respuesta proletaria, su mesianismo inmediatista son cucstm nes planteadas a la nueva izquierda europea. Pero no es ésta la cuestión que, en las últimas semanas, se debate. Están en juego otras cosas. Porque la acusación a Negri representa una acusación indecente a toda la nueva izquierda europea, y esto es lo fundamental. Una acusación planteada sobre la base del preciso blanqueo de las fuerzas dominantes de la sociedad italiana, desde la DC hasta el PCI: no conviene sublimar la vergüenza cuando el posible enjuiciamiento contra el supuesto cerebro de una organización terrorista se transforma en la inapelable acusación contra el llamado extraparlamentarismo que aparece en medios de comunicación, editoriales de prensa de izquierdas y muchos etcétera vinculados oscuramente con el furor de la pólvora. Esto es demasiado. La pelota se devuelve: si el asesinato de Moro representó un golpe bajo a la táctica eurocomunista y a la seguridad plenipotenciaria de la DC, el juicio de Negri se transforma en el innoble juego de limpiar el rostro de quienes, con absoluta injusticia, se sintieron salpicados por la sangre del líder muerto. Para ello, es lo terrible sobre lo que conviene reflexionar y no callarse, se emplean los mismos métodos del enemigo: el ataque bujo. el infame montaje pseudojudícial, propagandístico, subliminalmente operante. Stalin pese a tojo Todavía no ha terminado Porque /.cómo es posible que un órgano como «L'Humailé» (20 de abril) tenga la desfachatez de asegurar que los viajes frecuentes de Negri a París eran la mejor coartada para su juego terrorista? No se juzga a Negri solamente: la Justicia italiana llevará adelante el proyecto. Pero ahora, cuando algunas de las pruebas van cayendo inapelablemente, hay vencedores circunstanciales: ta sospecha quedará en el aire. Y ellos son buenos, estabilizadores y justos. Porque muchos se preguntarán, cuando lean, escuchen o sigan consignas de la nueva izquierda europea, si detrás de las afirmaciones no puede aparecer una trama violenta, un odio no confesado. Pero, por lo visto, la vergüenza que sentimos es semejante al posibilismo tacticista de quienes toman parte en el juego: caiga quien caiga. Es el primer homenaje del año a la celebración del nacimiento de Stalin. José L. Rodríguez su gnúFcos &oFFsec diseño * cartelería catálogos- folletos Borja. 16 ( Delicias) W 33 14 65 ZARAGOZA -10 ANDALAN II