Periódico semanal aragonés — N.0 288 — 26 de septiembre al 2 de octubre de 1980 — 50 ptas. Los yanquis en Aragón La presencia de fuerzas militares norteamericanas en nuestra región, además de una permanente amenaza para la seguridad de los aragoneses, constituye una fuente inagotable de problemas. La importancia militar de la Base Aérea de Zaragoza, las míseras contraprestaciones que percibe la ciudad por soportarla y las dificultades que plantea la convivencia con los miembros de este nuevo «ejército imperial» acampado entre nosotros, son analizadas en un amplio informe en páginas centrales. Quienes gritábamos autonomía en Aragón durante el franquismo, tras exigir libertad y amnistía, difícilmente podíamos sospechar la degradación a que se vería sometida esta reivindicación en los años siguientes. Una de las muestras más palpables de este proceso, ha sido el contenido y desenlace de la discusióo de los temas autonómicos en el reciente voto de confianza que, de forma pírrica, ha obtenido el quinto Gobierno Suárez. Desde 'a representación teatral protagonizada por Rojas Marcos — que no ha tenido inconveniente en admitir que ya había pactado de antemano con el Gobierno la aceptación de |a más que dudosa vía del artículo 144 — , nasta las derivaciones que ha tenido en Aragón la interpretación de las palabras del ministro de Obras Públicas en torno al mini|rasvase o la propagación, posiblemente interesada, del rumor de que UCD estaba Jspuesta a ofrecer a Hipólito Gómez de las Roccs la presidencia de la Diputación Generi! Qm^}0 de su voto» sobran argumentos No es eso, no es eso tonomistas se repita ya el orteguiano «no es eso, no es eso». Después de que el 28 de febrero el pueblo andaluz se manifestara por la vía del artículo 151 de la Constitución para acceder a su autonomía — y es necesario insistir que sólo con ello no se solucionarían todos sus problemas, ni quizá los más urgentes como el hambre o el paro — , no resulta aceptable que un grupo que ha basado su razón de ser en la defensa del nacionalismo andaluz pacte ahora con Martín Villa y contribuya a hacer todavía más ininteligible esta ceremonia de la confusión. Y tampoco puede aceptarse que se juegue con las palabras y que se intente hacer creer en Aragón que es inminente la resurrección del proyecto de trasvase Ebro-Pirineo pe desde posturas profundamente au- Oriental, sólo porque Sancho Rof diga que el Gobierno va a seguir adelante con el proyecto del mini-trasvase. Es esta última una obra que sería necesario ya que determinada prensa explicara con claridad en qué consiste, porque revestir acequias en el delta del Ebro para recuperar caudales y trasvasarlos a la petroquímica de Tarragona puede ser criticable — y desde estas páginas lo hemos criticado — , pero no diciendo que se roba el agua de Aragón, ya que sólo se van a aprovechar más intensamente caudales concedidos hace años, aguas abajo de nuestra región. El mini-trasvase es criticable porque supone una irracionalidad más del sistema capitalista que va a favorecer a las grandes multinacionales y a provocar mayores desequilibrios ecológicos en el Delta. Con el mini-trasvase — habrá que repetirlo las veces que haga falta— no se llevan el agua de Aragón. Es este un sentimiento demasiado manipulado ya por quienes no dudaron en aceptar cargos de designación durante el franquismo, ni en proponer las mancomunidades frente a la autonomía, pero que hoy intentan presentarse como los adalides de la misma en Aragón. En otro orden de cosas, tampoco puede devaluarse más — si es que aún tiene algún valor para el pueblo aragonés — el cargo de presidente de la DGA, hasta el punto de utilizarlo como supuesta recompensa ante la petición de un voto en el Congreso. No es esa, no es esa la autonomía de Aragón que desde estas páginas hemos defendido. Ni la lucha contra el trasvase del Ebro y los otros trasvases. Lo que hoy se cuece en las ollas de Madrid y en las de sus acólitos de la periferia, más que una autonomía que sirva para acercar la toma de decisiones al pueblo, va a servir para desencantarlo, convirtiendo así los procesos autonómicos en caldo de cultivo ideal para todo género de manipulaciones y oportunismos.