10 ■o CD "O 'o o Mesa redonda en torno al divorcio Todo es según el color del cristal... J. R. M. Dentro de un programa de actividades francamente sugestivo, el Centro de Estudios Socialista de Aragón, de la Fundación «Pablo Iglesias», conseguía la pasada semana el raro logro de llenar a tope el amplio aforo del Ateneo zaragozano en base a un público muy heterogéneo pero unánimemente interesado en un tema que está en la calle: la Ley del Divorcio, de próxima promulgación. En la mesa, el abanico de oradores estaba equilibradamente diseñado. Abrió el turno la abogada matrimonialista Cristina Alberdi, quien hizo una rápida valoración de los puntos esenciales del proyecto, fundamentalmente de aquellos que más directamente inciden en las causas y procedimientos de aplicación de la Ley, haciendo especial hincapié en los puntos de tangencia y fricción entre el proyecto y la legislación vigente en materia de Derecho Civil y Canónico (ver entrevista adjunta). Alfredo Fierro — que comenzó negándose a ser considerado como un representante del acercamiento teológico al tema — hizo una serie de consideraciones desde lo que él denominó «aspectos antropológicos del divorcio», basando su tendencia prodivorcista en el principio inalienable de libertad del individuo, «siempre y cuando» TLALtfi artesanías-exposiciones Temple- 1 0 Zaragoza — añadió — no se causen necesariamente daños a la sociedad». Puso en tela de juicio la indisolubilidad del vínculo con una contundente apoyatura en la historia del cristianismo y reclamó de la jerarquía eclesiástica, al menos, la misma coherencia a la hora de oponerse al divorcio que a la hora de planificar y preparar concienzudamente los matrimonios. El representante del Tribunal Eclesiástico de Zaragoza, Antonio García Cerrada, se limitó a hacer un apuntamiento de la postura oficial de la Iglesia al respecto, adentrándose luego en un repaso de las distintas modalidades de divorcio existentes en el mundo. Su exposición, en línea absoluta con las tesis del Episcopado, fue ligeramente contestada, sin embargo, al intentar salir al paso, sin demasiado éxito, de las acusaciones de irregularidades y segregaciones de los tribunales eclesiásticos hechas desde algún sector de la mesa y del público. J. A. Escartín, diputado de UCD por Logroño, hizo un acercamiento al tema desde un posicionamiento visiblemente progresista y, lógicamente, recaló en los aspectos en que su partido ha conseguido los mayores avances. Hizo un seguimiento del tema desde las líneas fundamentales de la Constitución y anatemizó los síntomas de alarmismos insistiendo en que «no hemos hecho una ley de divorcio, sino antes bien una ley de matrimonio», ya que — añadió — el divorcio no es un mal, sino una respuesta a un mal». Finalmente, el diputado socialista Antonio Sotillos hizo un pormenorizado adentramiento en el estado de la cuestión, señalando los importantes avances conseguidos por los socialistas en el proyecto — plazos, discrecionalidad del juez, etc. — , concluyendo con una invocación al necesario contraste de la Ley con la realidad. RESTAURANTE Casa de Teruel COCINA ARAGONESA Avda. Valencia, 3 Tel. 35 19 54 SALON OASIS Music-Hall de hoy y de siempre. Diariamente, espectáculo arrevistado hasta la madrugada. Calle Boggíero. 28 Teléfono 43 95 35 JOSE RAMON MARCUELLO — Antes de entrar en ios aspectos puntuales, sería quizá interesante que hicieses una rápida valoración del proyecto de Ley de Divorcio desde los primeros pasos hasta el momento en que se encuentra. — El proyecto inicial, el que se envía por el anterior titular de Justicia, es un proyecto muy limitado, ya determinado por su propia exposición de motivos, que anda un poco a caballo entre la imposición del mandato del artículo 32 de la Constitución — que introduce la disolución del vínculo — y también el mandato de protección a la familia. En esta ambigua posición, el proyecto habla de que el divorcio se reconoce en aquellos matrimonios inexcusablemente rotos. De ahí se derivó todo el proyecto, que es en esencia el proyecto de reforma del título IV del Código Civil, del derecho de familia. Pero, como digo, muy influenciado por ese tipo de planteamiento: no hay causas propiamente de divorcio sino una serie de requisitos previos que, a modo de cortapisas, pueden hacer llegar a ejercitar la acción del juez. Así pues, el divorcio está concebido como la posibilidad de ejercer la acción de divorcio a partir de una situación anterior, sea de separación legal o de separación de hecho, con unos lapsos de tiempo extremadamente amplios. — Es decir, que todas las mejoras que se han ido introduciendo lo han sido sobre un texto previo francamente «duro». — Claro; al estar concebido en los términos que digo, las mejoras que se han venido introduciendo en el Parlamento, aunque positivas, parten ya de una situación predeterminada por un proyecto francamente malo. El punto de partida no arranca de concebir el divorcio como un derecho civil básico del ciudadano, sino que el Estado parte del entendimiento del divorcio como un mal, como una situación negativa. Remedios del nacionalcatolicismo — ¿Qué papel supones que ha jugado en todo ello la jerarquía eclesiástica? — Yo creo que, evidentemente, la influencia de la Iglesia católica ha sido decisiva, con toda su teoría canónica del vínculo indisoluble y de obligada defensa a ultranza y de que el divorcio es un mal mayor. Yo creo que cuando se lanzaron a tope fue cuando vieron que el nuevo ministro^, Fernández Ordóñez, dada su trayectoria política, concedía esperanza a las fuerzas progresistas. Se encasillaron de forma inverosímil, y no ya sólo a nivel de pastorales de González Marín, sino, incluso, de teólogos de a pie, reivindicando situaciones tales como acusar al Estado de atreverse a legislar sobre el divorcio habiendo unos tratados con la Santa Sede que expresamente lo prohiben. Esto es, llanamente, inconcebible e impropio de un estado aconfesional. — No obstante, ¿crees que se puede hablar de una sola postura de la Iglesia española o, por el contrario, de varias? — Yo creo que, fundamentalmente, existen dos corrientes en la Iglesia española y, más concretamente, en el Episcopado español. Una, más política — que yo no me atrevería a llamar progresista — , que ha callado y ha hecho callar a las voces más ultras en los dos o tres años siguientes a la muerte de Franco..., porque no se sabía cómo se iba a desarrollar la cosa. Esta postura ha estado más abierta al diálogo y podría estar representada en Tarancón, o en Martín Patino, en fin, en gente con la que se puede hablar en términos del siglo veinte. Pero la otra se pone ya en una actitud y en un lenguaje que, desde luego, no es no sólo ya ni de estos tiempos, sino ni siquiera de este mundo. — Las noticias que llegan de las modificaciones en el proyecto podrían dar pie a imaginar que el Gobierno y la propia UCD están dando un importante ' viraje en el tema. ¿Opinas que es esto cierto? — Bueno, yo hablaría de cierta sorpresa a un cincuenta por cien. Sí, yo creo que hay por lo menos una mitad de la UCD en el Parlamento que se ha asustado, incluso, de la marcha del proyecto. Sin embargo, en el propio partido hay gente joven que ve las cosas de modo distinto y que se ha hecho rápidamente al espíritu que le ha dado el tema el nuevo ministro de Justicia, una incorporación vital pero premeditada, porque era claro que el Gobierno y el propio Suárez habían llegado a la conclusión de que no se podía legislar sobre este asunto como hace veinte años. Los cabos de las tormentas — Superados ya, con mejor o peor suerte, algunos atascos, ¿dónde crees tú que van a estar los escollos más importantes del proyecto? — Queda un tema muy importante, en el que los grupos feministas hemos hecho muchísimo hincapié, y es el tema de los alimentos entre cónyuges. En el proyecto está bien planteado, en cuanto que no dice «el marido entregará a la mujer...», sino «el cónyuge que por la situación de ruptura quede en situación de desventaja con respecto al otro, percibirá una pensión». No obstante, hay toda una serie de requisitos muy puritanos para acceder a la pensión. Por ejemplo, que no lleve vida notoriamente deshonesta. Esto tiene que desaparecer, porque es absurdo el mantenimiento del propio término, que está en línea de desaparición por la vía de otros artículos. Hay también otro requisito que dice que tendrá derecho a la pensión si por su causa no se hubiera dado lugar al divorcio, lo que quiere decir que se está aludiendo a la buena o mala fe. Es decir: ya no hay culpables e inocentes, pero hay mala o buena fe, que en el Código Civil es lo mismo que culpable e inocente. — Otro punto conflictivo va a ser, sin duda, el procedimiento, ¿no crees? — Sin duda alguna. El procedimiento es vital, tan importante o más que las causas. El Derecho Procesal es tan importante como el Derecho Sustantivo. Si no hay un proceso ágil y barato, se van a aprovechar no pocos abogados de la situación y van a volver a jugar con los intereses de la gente, como se ha visto en los tribunales eclesiásticos. El juez, pieza clave — Una pregunta que está en el aire es si la judicatura española está en condiciones de trabajar al ritmo, en la dirección y con el espíritu exacto de la ley final. — Bueno, en la cuestión del procedimiento de que hablamos, hay un extremo que olvidaba y por el que los grupos feministas hemos luchado duro, que es el de los apoyos que el juez debe precisar para llevar correctamente el proceso. Esos apoyos pueden estar fundamentados en asistentes so- Cristirt Jbefdi Vicios Virtudes de I de D Ley irorcio Para participar en la tema del divorcio, orgai tro de Estudios Socialisi goza^ la conocida aboga da líder del movimient Reciente aún el sonado eclesiásticos de Madrk prodivorcista, hablamos abrirnos paso por el bos sin embargo, parece qu redonda que, sobre el pasada semana el CenAragón, pasó por Zaratrimonialista y destacaninista Cristina Alberdi. meloso con los tribunales su inequívoca postura jo y tendido intentando > ese proyecto en el que, ienza a penetrar la luz. ciales — que están trabajando muy bien en este sentido—, en psicólogos, pediatras, etc. Hay otra cuestión fundamental, que es el de los tribunales, no especializados pero sí especializados en el conocimiento de los temas de familia. Deberían ser de primera instancia, como lo son los penales, etc. V deben ser especializados, porque temas tan delicados como los que pueden aparecer en un proceso de divorcio, no pueden ser vistos apresuradamente como si fuesen simples letras de cambio. —Desde algunos sectores se acusa ai proyecto de asignar un papel demasiado preeminente al juez. ¿Es esto cierto o, por el contrario, se le recortan atribuciones sobre el proyecto inicial? —En este proyecto, como en casi todas las leyes, hay una gran capacidad de decisión que se le otorga al juez, una discrecionalidad tremenda, un arbitrio judicial inmenso, una gran posibilidad^ de discernir él según su llamado leal saber y entender. En esta ley, e" concreto, ha llamado la atención cómo se otorgan tantas facultades al juez, pero no cabe duda de que ha habido recortes, aunque para mí siguen siendo insuficientes. Andalán, 31 de octubre —En sectores jurídicos se ha comentado recientemente la aparente paradoja que supone que se esté debatiendo una ley de Divorcio mientras temas como el de la patria potestad o el de la situación de los hijos ilegítimos siguen aparcados en las Cortes desde hace «nos, ¿cuál es tu opinión sobre este extremo? —Mira, hay gente que venimos [eivindicando que si se consideraprioritario el introducir el divorcio, la reforma del título IV del Código Civil, antes que la reforjé de Filiación, Patria Potestad y Gananciales —que es otro proyec'J que lleva en el Congreso desde el año 1978, en la primera legislatura, y volvió a enviarse, prácticamente intacto, en la segunda, en septiembre de 1979—, que si era asi' que al menos se acometieran Paralelamente. Pero resulta que an acometido este tema y han cejado el otro en capilla. Y esto ^ tremendo, porque resulta, por Jemplo, que la patria potestad no pde aplicarse de acuerdo con el odigo Civil, porque discrimina " tunción del sexo. No obstante, n este sentido hemos tenido ya ma sentencia de un juez de prinera instancia de Madrid que, en nación de principios constitu¬ cionales, sentenció la patria potestad compartida. Claro está que esto es una excepción en un mar en cuanto a la aplicación del Código Civil. Porque luego está también la cuestión de la investigación de la paternidad, que va en ese proyecto de ley. Resulta que, en este aspecto concreto, presentas una demanda y te la deniegan. Con la filiación pasa lo mismo. Hay cantidad de hijos extramatrimoniales. Antes hacíamos actas notariales, pero ahora lo que estamos haciendo algunos es solicitar del encargado del registro civil la inscripción con los nombres de los padres reales, y, de acuerdo con los principios constitucionales, que se inscriba provisionalmente hasta que se reforme la ley. Lo que ocurre es que, pese a haber pedido que se dé una orden a los registros en este sentido, cada uno hace una cosa. — Las informaciones que llegan no aclaran demasiado la diferencia entre las pensiones a los hijos y a los cónyuges, ¿cómo está exactamente esa situación? — Yo creo que todo ello está bien concebido en el proyecto, al menos en teoría, porque, por un lado, se declara que los progenitores allegarán, de acuerdo con sus recursos, al mantenimiento^de los hijos. Quiere ello decir que si los dos trabajan, allegarán en proporción, a prorrata de sus ingresos. Eso queda bien separado de la pensión al cónyuge porque, por otro lado, esta pensión sólo procede en aquellos casos en los que el cónyuge no tenga para sí mismo.... que, desgraciadamente, afecta en mayor proporción a las mujeres. La postura de la Iglesia — Volviendo al tema EstadoIglesia, ¿qué conflictos de competencias se pueden crear a la hora de abordar el divorcio desde una perspectiva laica o confesional? ¿No va a ser difícil deslindar unos y otros casos? — Yo creo que allí no tiene por qué haber ningún problema. Lo lógico es que cualquier persona, haya contraído matrimonio civil o matrimonio canónigo, pueda acceder a la separación o al divorcio civil. Ahora bien, otra cosa es que haya católicos que hayan contraído matrimonio canónigo y que, por motivos de conciencia, en vez de acudir al divorcio, acudan a la nulidad eclesiástica y que pretendan que esa sentencia del tribunal eclesiástico surta efectos luego en la vida civil. Eso va a ser difícil y no se debían haber aprobado los acuerdos en esos términos porque, entre otras cosas, todas las causas en tramitación anteriores a la ratificación de los acuerdos en diciembre de 1979, queda en vigor para ellos el Concordato de 1953, lo cual es, en mi opinión, una burrada total. Eso va a traer muchos problemas, porque además habrá nulidades que no puedan ejecutarse en la vida civil porque hay casos en que la normativa eclesiástica no sólo difiere sino que es contrapuesta al ordenamiento del Estado. Fue allí donde basamos un grupo de abogados el recurso de inconstitucionalidad de los acuerdos, que no prosperó porque se impuso la disciplina de voto, ya que el PSOE había metido la pata en su día y no quisieron echarse atrás. —¿Y el Vaticano?, ¿qué papel crees que está jugando o pretende jugar en toda esta película? —Mira, ahora se va a ver todo esto a las claras. Ya te comentaba la nota que ha recibido el Ministro de Asuntos Exteriores enviada desde el Vaticano a nivel de Estado, a nivel de potencia extranjera, diciendo que a ver, que les explique qué pasa, porque, claro, en esos tratados se reconocen efectos civiles al matrimonio canónico contraído según las normas del Derecho Canónico. Lo que sucede es que quienes los firmaron no sabían o Derecho Canónico o Derecho Internacional y, claro, ahora los sectores parlamentarios más reaccionarios — que curiosamente saben mucho de los dos derechos — han sacado el tema a la luz porque fue un gol que les metieron a todos sin darse cuenta. — De cualquier forma, en un país de mayoría católica, ¿no crees que es extraño que no se haya sugerido la conveniencia de un referéndum popular? — 'Mira, lo de la mayoría digamos que es más propiamente una mayoría oficialmente católica, que no es lo mismo que la realidad. Y lo del referéndum está ya hecho: la propia Constitución, que sí que fue sometida a referéndum, hablaba bien claramente de esta ley. Que cada cual la hubiese leído bien y hubiera votado sí o no. O sea: que no procede de ningún modo otro referéndum. Además, no nos engañemos, estamos en un país tradicionalmente anticlerical que ha sido oficialmente católico por imposición. — Oye, ¿y el Opus Dei?, ¿cómo cabe interpretar el silencio de ese aparato tan poderoso años atrás? — Yo creo que están callados, pero siguen funcionando. No conozco muy bien el tema, pero lo que sí puedo decirte es que están estratégicamente situados. Porque hay gente en el Tribunal Tutelar de Menores, en otros tribunales, en sitios, en general, que afectan muy directamente a la vida cotidiana de la gente, que es lo que les interesa. — Por último, ¿por dónde crees tú que les están llegando las presiones a los redactores del proyecto? — Yo creo que, esencialmente, desde sectores eclesiásticos y financieros, y de forma no directa. Porque hay muchas formas de presión. Por ejemplo, es increíble que en los presupuestos generales del Estado se dote a la Iglesia Católica con cerca de 4.000 millones de pesetas, y nada menos que 80 millones para la Rota, para los fraudes del Zaire. Esto, francamente, más que injusto es indignante. Ha sido, ni más ni menos, que financiar el divorcio por otras vías..., exclusivamente para gentes de mucha pasta. La Historia de España escrita para ser leída. La Alta Edad Mafia. (409CS1> Con la progresiva entrada de los llamados pueblos bárbaros en nuestro país, puede darse por concluido el largo período de dominación romana. Suevos, vándalos, alanos y visigodos, comienzan entonces a poblar la península, logrando su unificación nacional bajo el reinado de Leovigildo. Aunque estas ra¿as recogerían parte del legado de Roma, imprimirían su sello en muchos aspectos de la vida cultural y política, hasta sucumbir ante la invasión de los musulmanes. Estos encontrarían resistencia desde su llegada, en el año 711, siendo expulsados ocho siglos después. En el volumen 3 de Historia de España de Historia 16, sabrá quiénes protagonizaron los momentos más trascendentales de estos siglos, y podrá conocer la forma en que influyeron en el desarrollo posterior de nuestra historia. No renuncie a su historia. Búsquela en su Kiosco o ■ A DB La Alfa Edad Media Ws/godos, árabes v ^"^* a4ï ■-^is cristianos Librería 150 Ptas. O recíbala en su domicilio mediante suscripción. Rellene y envíe este cupón a Historia 1 6. □ Deseo suscribirme a los 12 extras que forman la Historia de España, al precio de lanzamiento de 1.500 Ptas □ Deseo suscribirme a Historia 16 por un año, por un importe de 2.100 Ptas. — \ Nombre _ Apellidos . Dirección Ciudad D.P. Forma de pago: □ Talón nominativo a Información y Revistas, S. A. Paseo de Madrid-16. Q Giro Postal n.ü Gastos de envío a Europa: 1.000 Ptas. Resto del mundo: 2.400 Ptas. la Habana, 12. ■ Consejo Asesor de Historia 16. Gonzalo Anes, Miguel Artola, Albert Balcells, Julio Caro Baraja, Raymond Carr, Antonio Domínguez Ortiz, José Antonio Escudero, Luis Gil, Luis González Seara, Guy Hermet, Gabriel Jackson, Clara E. Lida, Juan Maluquer de Motes, Julio Mangas, José Antonio Maravall, Juan Marichal, José Luis Martín, Miguel Martínez Cuadrado, Jordi Nadal, Nicolás Sánchez Albornoz, Herbert R. Southworth, Stanley Payne. Hugh Thomas, Antonio Tovar, Manuel Tuñón de Lara, Julio Valdeón, Angel Viñas, Pierre Vilar. Historia de España de historiad aventura de un puebb milenaria 11 (/) O o CL O) Q. Membre de 1980