La larga huelga de los institutos MANUELA CALAMITA La huelga que ha afectado desde el pasado 19 de noviembre a diversos sectores de la enseñanza estatal nò universitaria, responde en principio a los mismos planteamientos económicos que hicieron en su reciente huelga los catedráticos y agregados de Universidad. Estos últimos llegaron a un acuerdo con el Ministerio de Universidades para que se les incrementara su sueldo en forma de ayuda a la investigación. Primero las asociaciones de Catedráticos y Agregados de Bachillerato con la convocatoria de una huelga indefinida, y luego las de los sindicatos de Enseñanza de la Unión General de Trabajadores (UGT), Comisiones Obreras (CC.OO.) (y del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Aragón (STEA), así como la Asociación Nacional de Profesores de Enseñanza General Básica (ANPE), han tenido como reivindicación fundamental la de conseguir la equiparación salarial de los enseñantes con otros funcionarios de la Administración que, ostentando la misma categoría o coeficiente, perciben sueldos muy superiores. Por ejemplo, un funcionario con coeficiente 4 ó 4,5 cobra mensualmente treinta o cuarenta mil pesetas como complemento de cuerpo, mientras que un agregado de Instituto viene a cobrar unas tres mil pesetas y un catedrático no llega a las cinco mil por el mismo concepto. José Luis Bello, presidente de la Asociación Provincial de Catedráticos de Bachillerato en Zaragoza, explicaba a este semanario que «la pérdida de poder adquisitivo en el sector de la enseñanza durante los últimos cinco años supone aproximadamente un 60 %». En estas condiciones asombrará conocer que, por ejemplo, un catedrático de Bachillerato esté cobrando mensualmente unas 85.000 ptas. netas, incluidos todos los complementos. Los profesores agregados vienen a cobrar alrededor de las 60.000 ptas. Por otra parte, muchos catedráticos y agregados tienen dedicación exclusiva y, por tanto, no pueden ejercer el pluriempleo. Además, las ayudas a la investigación son casi La huelga de los profesores de Instituto, a la que se han sumado otros sectores, se prolonga ya por veintitrés días sin que, por el momento, se adivine un final próximo. De seguir así, es muy probable que las vacaciones de Navidad se vengan encima sin haber llegado a una solución válida para todas las partes. Mientras tanto, el Ministerio de Educación se está aprovechando de las diferencias que separan a las distintas asociaciones y sindicatos de profesores. nulas y los enseñantes tienen que rascarse muchas veces los bolsillos para libros, cursillos, seminarios y demás complementos necesarios para mejorar su preparación. En opinión de los huelguistas esta situación podría conducir en un futuro no muy lejano a que la calidad de la enseñanza bajase a unas cotas inadmisibles. El baile de convocatorias Aunque la reivindicación sea básicamente la misma, no todos los sectores de la enseñanza han valorado la huelga de la misma forma. Así, las asociaciones de Catedráticos y Agregados plantearon la huelga como indefinida, hasta tanto no se les ofrezcan unas condiciones por lo menos comparables a las que lograron sus colegas de la Universidad. Los sindicatos, sin embargo, alegando una falta de práctica en estas luchas por parte del cuerpo de enseñantes veían la huelga indefinida como un callejón sin salida. Al no ser aceptada su propuesta de convocar una huelga de tres días, se descolgaron de la huelga indefinida que comenzó el pasado 19 de noviembre. Sin embargo, al observar el alto índice de participación en la misma —en la provincia de Zaragoza se incorporaron al paro más del cincuenta por ciento de catedráticos y profesores — , los sindicatos decidieron convocar una jornada de paro en toda la enseñanza estatal no universitaria para el pasado 25 de noviembre. Paralelamente, la Asociación Nacional de Profesores de EGB (ANPE), que tampoco se había incorporado a la huelga indefinida, decidió convocar también un paro los pasados días 24 y 25, añadiendo a los motivos ya apuntados su preocupación por el tema de las jubilaciones y porque la Ley de Presupuestos Generales del Estado proponía la congelación, retroactiva al año 1973, de las En «iter» la juegan cada día Desde hace más de dos años, una buena parte de los casi 150 trabajadores de la multinacional alemana «Iter, S. A.» — ubicada en la zaragozana Avenida de Cataluña — , viven en un continuo sobresalto derivado del incumplimiento de las preceptivas medidas de seguridad. El incumplimiento en cuestiónafecta a dos torres portarrodillos en las cuales se detectaron ya anomalías de funcionamiento desde su instalación. Dichas torres se instalaron para el transporte de bloques de 80 rodillos de aproximadamente 4.000 kilos, para su posterior manipulado en la sección de artes gráficas. Y sea por su defectuosa fabricación o por ser utilizadas para mover pesos excesivos, lo cierto es que ya desde el segundo día de su instalación se detectaron averías —denunciadas por algunos operarios — y, con posterioridad, en tres o cuatro ocasiones, los pesados rodillos se desprendieron de las torres, con el consiguiente peligro para los trabajadores que se encontraban en sus cercanías. Puestos los hechos en conocimiento del director gerente, éste se limitó a contestar a los trabajadores que «todos los días mueren personas en la carretera», minimizando el evidente riesgo de accidente laboral. Ante esta postura y la no adopción de medidas correctoras, la sección de imprenta de la empresa requirió una inspección de la Delegación de Trabajo, quien, en fechas recientes, ha requerido a «Iter» para que adopte las pertinentes medidas de seguridad. No obstante, al día de la fecha, las dos torres siguen sobrevolando las cabezas de los atemorizados trabajadores con su contundente interrogante de un lado para otro. prestaciones (jubilación, viudedad, etc.) de las mutualidades integradas en la MUFACE, de forma que los maestros, además de no percibir un céntimo por este concepto, deberían devolver a la Administración lo ya cobrado desde 1973. Pero las convocatorias no terminaron ahí, y cuando el conse¬ jo de Ministros del pasado día 4 decidió sancionar a los huelguistas descontándoles de su sueldo las horas no trabajadas durante la huelga, los sindicatos CC.OO. y STEA la convocaban de nuevo para los días 10 y II, mientras que la Asociación de Catedráticos y Agregados continuaba con su huelga indefinida. En opinión de. varias fuentes consultadas, parece claro que los sindicatos de la enseñanza han perdido el carro de esta huelga, que las Asociaciones de Catedráticos y Agregados — tildadas de «carcas» — han sabido llevar con una cohesión considerable. La división de los afectados, en definitiva a quien ha beneficiado ha sido al propio Ministerio de Educación, que ha podido negociar con unos y otros por separado, sin tener que soportar la presión que hubiera supuesto una huelga generalizada y una negociación conjunta por parte de todas las organizaciones del sector. Q) Q) CQ O VICENTE SUSO Y PEREZ S. A. Arrabal Alto, s/n CARIÑENA Tfno. 62 02 51 Andalán. 12 al 18 de diciembre de 1980