Elecciones en Nicaragua El precio de la libertad pueblo nicaragüense ha aprendido en muchos de pelea a pasar rápidamente de celebrar el triun|n una fiesta runguera, a la trinchera en que se jue- vida. Y al revés, 'uando se ve morir a compañeros con los que unos [antes se trabajó y se bromeó; cuando se ve salir camiones cargados de jóvenes combatientes van a las montañas; cuando se contempla el trajín [ilusión de las mujeres de Managua que se incorpola defensa popular; se puede terminar de comJer cómo este pueblo aprendió cuál puede ser el |o de su libertad. Porque la muerte ha seguido ameando cada paso que daban hacia la libertad, loy todo Nicaragua se está convirtiendo en una ne trinchera que de norte a sur y de Atlántico a Ifico defiende la patria libre que hace cincuenta Sandino soñó. «El amanecer dejó de ser una tenta[ dice una estrofa del himno sandinista. Pero el sol ante que ya alumbra y calienta el triunfo de este lio se ha convertido también en un desafío que hay enfrentar cada mañana. [Qué puede conseguir este pequeño pueblo frente al nigo imperial que le amenaza? En todo caso, al que las mujeres de Managua atrincheran en estos sus barrios mientras sus hijos mueren luchando en nontañas, el pueblo nicaragüense necesita construir nto antes una larga trinchera internacional contra la enaza de intervención yanqui. Qué mejor, para conB¡r a levantar esta «trinchera exterior» de Nicara[, que recorrer lo que ha sido las últimas semanas de y alegría del pueblo nica. La legitimidad electoral ¡Aún en vísperas de las elecciones nicas, Felipe Gonez seguía empeñado en ponerles zancadillas. El reaclario diario «La Prensa» se relamía con este titular: [lípe González pide más garantías para la oposi- [Los enviados de prensa que en esos días llegaban a [nagua le bailaban el agua. Juan Luis Ceberio — de País»— se confesaba «desengañado» de la revolusandinista, que supuestamente se desliza por la vía estatalismo marxista-leninista. Joaquín Ibarz — de Vanguardia» — utilizaba el lenguaje universal de la acción para referirse a las movilizaciones sandinistas; llamaba «las turbas». lUno y otro se lamentaban a dúo de que la «Coordipora Democrática» no hubiera concurrido a las elecones. Su pasmosa parcialidad les llevaba a afirmar I las recientes conversaciones de Río de Janeiro, a que acudieron los sandinistas ofreciendo una última lortunidad para la Coordinadora, fracasaron por el fl carácter del delegado sandinista, el comandante Jyardo Arce. I Preferían pasar por alto los datos fundamentales. A |o de Janeiro los sandinistas llevaron la propuesta de amnistía con las bandas contrarrevolucionarias. siempre que abandonaran el país. Y la Coordinadora, a pesar de semejante propuesta (¿qué más se les podía pedir a los sandinistas?), pidió aún más. Afirmó que «no podía concurrir a las elecciones a no ser que el plazo se ampliara hasta mediados de enero». Después de dos meses de campaña electoral, sabiendo que Reagan aceleraba los preparativos militares conforme se acercaba la fecha de su segura reelección, aceptar esta propuesta era un riesgo. Pero accedieron. Y entonces se desveló Así quedaron!!! 736,052 153,108 106.131 PPSC 63,263 PCd.N 16,310 1 4,607 11,117 ANDALAN 9