nunciado: el conservadurismo d la cultura presente, necesitada en su renovación de elementos que tradicionalmente han considerado fronterizos, y a los que en un alarde de oportunismo se han incorporado al socaire de las nuevas tecnologías. Nada reconfortante esta situación para aquellos espíritus en que la huida hacia adelante constituye la única satisfacción posible a las leyes de la evolución, resistiéndose a la aceptación postmodernista de la refundición de los elementos culturales precedentes, sin más capacidad creativa que las sorpresas resultantes de su combinación. Casi, podría decirse, hay una renuncia — tal vez, incapacidad — , para ofrecer una cultura totalmente innovadora, de acuerdo con las posibilidades reales de las nuevas tecnologías. Quizá exagere al señalar que la cultura que hoy se ofrece es el resultado de experimentar materiales tradicionales en nuevas tecnologías, como si éstas no fueran suficientemente «domadas» por el hombre. Este cambio meramente superficial dota a la cultura de su aspecto reiterativo, monótono, al tiempo que los nuevos vehículos de la comunicación apuran exhaustivamente las escasas propuestas novedosas que surgen. Es aquí donde se percibe con mayor nitidez ese aspecto conservador de nuestra cultura. Por ello, anteriormente indicaba cómo el postmodernismo surge de una conciencia de crisis no rupturista, sino de desconcierto, con la que esperamos se abra un amplio proceso de debate y clarificación que culmine en propuestas inéditas que superen la producción de amalgama que actualmente se realiza con materiales ya tradicionales. No debe esto interpretarse como un panfleto contra lo tradicional — lo popular, por esencia— mj como una invitación a superar el estado presente barnizar y banalizar la cultura heredada con el revesli miento superficial de unas tecnologías no suficienteml te exploradas, sin las debidas alternativas que surjan [ su modernidad. Es decir, la tecnología al servicio de i creatividad. La demanda literaria Se pensará, y no sin razón, que cuanto he venido se\ Halando encuentra su paradigma en el amplio campo [ una cultura en la que el componente audiovisual enmñ tra creciente espacio, en correspondencia con una manda cada vez mayor de cultura. La pregunta, en ( punto, es inevitable: ¿entra la literatura en esa catea ría de cultura demandada? Es decir, ¿cuál es la capac^ dad de la literatura convencional para adaptarse a nuevas exigencias tecnológicas?, ¿tienen, acaso, entrad esas nuevas tecnologías en la literatura? Cuando se habla de postmodernismo en la literat»\ ra, se hace de manera que remite a una periodización en el discurrir de la historia de la literatura, y se hacà de forma algo inconsciente, sin que para nada resuenm las preguntas anteriormente formuladas, lo que suponá cierta incoherencia con los postulados de que se partu Por supuesto que se debate el lugar de la literatura | tre las nuevas tecnologías (vídeo-libros, «lectores» k\ ordenador, micro-fichas, etc.), pero no con referencia a] esa nueva conciencia que damos en llamar postmodermA sino en una preocupación siempre moderna por el futu-] COLCHONES - CANAPES - SOMIERS - CABECEROS CAMAS - MUEBLE MODULAR, CASTELLANO. COLONIAL Y PROVENZAL JWbrfeo Dr. Iranzo, 58, Dpdo. (Las Fuentes) Teléfono: 41 97 18 ZARAGOZA-2 casa COMIDAS Avda. Madrid, 5 Teléfonos: 435339 12 ANDALAN