Coco, que me estás matando, que estás acabando con mi corazón «Pedid y se os dará» Un día ios ciudadanos de este país se desperta - m de un tenebroso y iargo sueño con ia dichosa lensación de que un aura de libertad se cernía so... ellos: ia Constitución nos ampara. Así pues comenzó ia triste andadura. Entre otras bertades se reclamó ei derecho ai aborto: con ia llesta hemos topado. Y lo que comenzó siendo una libre elección indivilual de traer hijos ai mundo la convirtieron — todos Muéllos que por derecho biológico jamás podrán pir— en un complejo y estúpido refrito de moralispos y debates parlamentarios que dieron a luz una j de la cual lo más benévolo que puede decirse es |ue no estaba hecha páralos varones. Fumando espero al hombre que más quiero Amparándose en el derecho a la vida de un ser, pue por otra parte no ha nacido a ella todavía, se a a las ciudadanas una vida digna respecto a Í mismas. Se les ofrece una especie de vomitivo e justifique el deseo de desprendimiento por unas usas determinadas, obviando por supuesto la proi voluntad. Con una información escasa y en algunos puntos nefasta, de métodos de contracepción, '8 abandona al pueblo llano a su suerte a buscarse vida como pueda. - Con una ley que no protege a las mujeres y que 'iflue llenando la bolsa de algunos arriesgados nos tentamos a esperar frente a un descafeinado con la Ilusa esperanza de que el cambio nos trajera una '«al libertad de conciencia en un país aconfesional. «Erase una vez un rey que tenía tres hijas... A los ciudadanos de a pie lo del poder legislativo y el poder jurídico nos resulta difícil de comprender, pero educados desde largo tiempo en la consigna de «palo y tente tieso», los hay que pasan por todo y de todo. Sin embargo, es fácil leer entre líneas y hacer nuestra propia interpretación: unos hacen una ley y otros se resisten a legalizarla, y quizá lo menos observado en sí mismo es la ley, y lo que se tiene en cuenta es quién hace la ley y quién la paraliza. El cuento de nunca acabar. Lo peor es que esto no quedará así, biológicamente se hincha; y mientras tanto a seguir esperando. El cambio de nunca acabar. ...Las metió en tres botijas y las tapó con pez. ¿Quieres que te lo cuente otra vez?» La cocodrila está embarazada, ¿quién la desembarazará? Y es que prefiere desprenderse ella misma de su cachorro antes de que vengan otros y se hagan un bolso con su piel. Saludos a los cocodrilos. SIMMEKOGEN MEHODEN P.D. — A las mujeres de este país probablemente les tranquilizará saber que no darán con su útero en la cárcel, Sr. Guerra, pero las mujeres de este país también saben que no son libres, ni para abortar ni para votar, entre otros motivos porque no nos ofrecen ninguna alternativa. ANDALAN 49