Verumra Aragón Mí «De Veruela para ti» no es un comunicado al uso, ni una nota oficial, ni un manifiesto. Diría que es, más que nada, la expresión de un síntoma. O, mejor, una expresión, entre otras, de que algo muy importante está cambiando en la práctica y en la conciencia de muchos y muchas de quienes, en Aragón, queremos hacer algo por cambiar — pero de verdad — la vida. Nuestra vida, la de usted y la mía, que, tal como nos la pintan (y la letra, ¿verdad?, con sangre entra...) no nos gusta. Hace ya demasiado tiempo que aquellos a quienes otorgamos (con más o menos convencimiento) la potestad de «representarnos» parecen empeñados en representar lo peorcito de nosotros mismos. Hasta ahora teníamos la impresión, algunos, de que eso eran gajes del oficio, y de que se trataba de un tributo a las leyes de la historia que, como todo el mundo sabe, avanza siempre por el lado malo. La sospecha de que tales leyes también dependían de nosotros, y de que podían, incluso debían, ser impugnadas a tiempo, ha ido creciendo: empezando, por ejemplo, a resistirnos a admitir la creencia de que un mortal pueda representar cabalmente a otro mortal. En Veruela, en febrero, tuvimos el buen gusto de empezar por contarnos, a viva voz y sin ta¬ pujos, todas las serias duda una práctica concreta de res cia al poder alimenta en los teros teóricos de cada sujel tivo. En mayo, otra vez en la, no hemos tenido el mall de dedicarnos solamente Tengo la impresión de que 1 la I fue un Veruela para Veruela (muy razonablen por cierto), y que este Verul de mayo, ha sido un Veruela de el que mirar, o siquiera se en disposición de mirar,] la mayoría trabajadora de Aq Dos meses han bas que en Veruela haya empezl nacer una actitud que supol giro radical en la experienq muchos y muchas rebeldes i tema. Algo va a suceder qi| recerá vivirse. Algo está diendo ya en la izquierda nesa que estimula y da seguir resistiendo a la apiso ra de «lo posible» maguan Puede que todo se reduzcj constatación de que la plurfl leológica enriquece a quienes inviven en ella, y que la acción luna a quienes se lanzan comproletidamente a ella, codo con co- No conozco (lo siento) ningún fcmbito, ni temporal ni físico, anL¡or, en el que se haya exprésalo una tan sincera y profunda rayón autocrítica, a corro abierjo, entre militantes de izquierda. pluralidad de los puntos de [artida no ha hecho sino aportar Infoques aproximativos, muy ri- ; en matices, al análisis de una Udad terriblemente tozuda en manifestaciones más groseras i conservadurismo vital. La brullidad con que los hechos se lerguen ante las doctrinas más ^riñosamente preservadas han «locado a cada quien ante su mgustia de revolucionario perple- La novedad : nadie ha quedado solas con su angustia; nadie (o [asi nadie) ha preferido quedarse un rincón a lamerse las heri- Si el proyecto, vivito y coleante, de «socialdemocratización» de este país abandonó a la izquierda en medio de un laberinto de consignas y rabia, parece que en Veruela — manos junto a manos, cabezas con cabezas — se han empezado a percibir los hilos (descreídos ya de que existiera El Hilo) que pueden ayudar a salir de ese laberinto. Con el exquisito cuidado con que cualquier convaleciente da sus primeros pasos por el pasillo, las y los asistentes a la segunda asamblea de Veruela hemos pasado de preguntarnos el «y tú, ¿qué tal?», a darnos ánimos para seguir luchando. No por nosotros mismos sólo, pero sí conscientes de que luchar nosotros animará a la lucha (¡ojalá que en el futuro más eficaz I) a esa gran mayoría de ciudadanas y ciudadanos que están igual de hartos que nosotros de que nos tomen el pelo y de que nos avasallen cada cuarto de minuto. Esa gran mayoría que, tal vez, sufre más que nosotros mismos la desesperanza, cada vez que nos ve a cada cual por su lado. «De Veruela para ti» viene a ser eso: una constatación de que en Veruela nos hemos puesto a hablar para actuar unidos, o mejor, para actuar más, y más unidos. O, sencillamente, que, ya que actuamos unidos, viene muy bien hablar (y no se pierde el tiempo hablando, si se habla para eso) para intentar saber mejor los porqués de nuestra unión práctica, y el alcance de nuestras posibilidades de análisis conjunto de esa práctica unitaria. El «para ti» (subversión del «usted» cuando aflora el compañerismo) quiere decir, al menos eso espero, que cualquiera que tenga, en Aragón, coraje y ganas, puede sentirse, si lo desea, protagonista libérrimo de una historia que nadie ha decidido escribir ya en representación de nadie. Cuando, en septiembre, nos volvamos a ver, en Veruela otra vez, será para ofrecer tres o cuatro propuestas muy concretas que, si hay suerte, ayudarán a que mucha gente de esta tierra pueda sentirse, con certeza, paisanaje libre que decide cómo quiere que sea su (] qué le vamos a hacer I) efímera existencia. JAVIER DELGADO De Verui lara ti Quienes acudimos en febrero a Veruela hemos vuelto a reunimos a las faldas del Moncayo. Ya somos más. Entonces nos juntamos gentes de diversas creencias, todos partícipes de un sentimiento de rebeldía frente al sistemay para contarnos cómo nos iba la vidat contrastar experiencias de lucha y constatar inquietudes comunes. Vimos la urgencia de actuar de forma conjunta superando recelos mutuos y malos hábitos. Hoy (día de manifiesta inestabilidad atmosférica en este recodo campestre de Aragón) nos damos cuenta de que hicimos bien reuniéndonos entonces y que hemos hecho bien reuniéndonos otra vez ahora. Si sigues leyendo te vas a enterar por qué. Estamos hasta las narices de que los hombres agredan a las mujeres, de que algunos señores se crean jefes y manden sin discusión, y de que bajo la engañosa fórmula de la «¡ de lo posible» se nos impida hacer posii necesario y hacer, incluso, realidad lo po Nos duele que amigos y amigas que tamos transformar la realidad sigamos, ees, manteniendo fronteras entre nosotros mos, cuando hay más cosas que nos cosas que nos separan, como hemos acciones concretas, sin las cuales estas m reuniones en Veruela no serían posibles, Nos une, por ejemplo, la crítica a una tica institucional que viene autojustifich en sí misma; el rechazo a la doble mora perante que distingue lo público de lo prw la solidaridad con los explotados por k seedores de los medios de producción; el rés decidido en la defensa de los recurso: tárales de nuestro pequeño planeta, malt unei iar 4 ANDALAN por tirios y troyanos; el sobresalto y la pstia ante la amenaza de quienes, cargados armas, que no de razones, prefieren vernos mtos antes que contentos. Nos une también el convencimiento sincero que no hemos sido capaces todavía de orgamestra rebeldía de forma que supere la resistencia ante lo viejo; las ganas de r proyectos que acerquen a la gente a ¡fl vivencia personal, íntima y cotidiana de transformaciones sociales; la búsqueda de kciones a los problemas de la mayoría en ¡proceso abierto y tolerante, que sume lo k hasta hoy ha producido poco más que atonación de luchas dispersas y sectoriales, y wda una visión global de la miseria de la vibajo la égida del poder establecido. Pese a todos los malos augurios con que nos aburren los agoreros de toda la vida, y los que acaban de incorporarse a ese abominable oficio, nos tomamos la libertad de propagar urbi et orbe que el hombre y la mujer tienen derecho hoy ya a ser felices, y que estamos decididos a construir ámbitos de reflexión y de promoción de iniciativas prácticas encaminadas a conseguir ya éste nada absurdo fin, aunque sea en las parcelas que otros se empeñanm en considerar pequeñas y despreciables. ¡Que tiemblen algunos! ¡Que no tiemble nadie que quiera ser libre! En Veruela estamos ya muchos y muchas. Pero, ¡ojo!, no somos nada comparado a lo que vas a ver junto a tu domicilio habitual cualquier día de éstos. Aquí, en Veruela, tenemos al cierzo soplando a favor. VERUELA, 12 DE MAYO DE 1985 ANDALAN 5