EL ATENTADO AL PILAR LA MAYOR DE LAS OFENSAS... Hace justamente una semana que el avión rojo, pirata, cometió su sacrilego atentado contra el templo del Pilar. Terminábamos nuestra edición cuando le vimos volar a ras de los tejados, sin que pudiéramos suponer la negra intención que traía. Momentos después, el clamor de indignación producido por su "hazaña" llegaba hasta nosotros y nos poseía. Intentamos detener la aparición de la "Hoja" para poder comunicar a nuestros lectores el inaudito hecho. No nos fué posible. Pero nuestra pluma de periodistas aragoneses tiembla todavía de indignación, y si no nos sirviera para exteriorizar nuestra protesta, la habríamos roto. i El Pilar ! El solo nombre del templo significa ya una larga evocación de todas nuestras grandes efemérides. Aragón va unido a su templo mariano, y España misma no tuvo una sola gran epopeya sin que ese templo fuese corazón, centro espiritual de ella. Junto al ara de la Santa Capilla sonaron los nombres de todos los aragoneses sin excepción ninguna : los nombres de los creyentes, en propia imploración de amparo y de guía ; los nombres de los no creyentes, musitados por amorosos labios de una madre, de una esposa, de una hermana, que imploraban por ellos. A todos nos unen lazos espirituales con ese divino Pilar, y en todos los pechos nacidos en Ara¬ gón, la ofensa hecha al mismo, tiene que dolemos como propia ofensa, como ofensa hecha a nuestros más sacratísimos amores, como ofensa hecha a nuestra raza — que nunca las toleró — como ofensa hecha a nuestra fe, como ofensa hecha a nuestras madres que tantas veces se postraron de hinojos a los pies de la Virgen del Pilar pidiéndole que guiara nuestros pasos. El Pilar debió ser sagrado hasta para quienes impulsaron al avión rojo a cometer su felonía. Si con el intento criminal buscaban deprimir el espíritu de los zaragozanos, torpes fueron. El espíritu de los aragoneses no se deprime ofendiéndoles, al contrario, por ese medio nunca se consiguió otra cosa que exaltar las más puras esencias de nuestra raza. Las bombas lanzadas no destruyeron el Pilar, pero hicieron explosión en los pechos aragoneses, llevando al soldado a Ser héroe; al tibio, a ser soldado, y al indiferente a inclinarse al lado de quienes luchan por una España nueva. Ha pasado una semana, pero nuestra indignación no ha remitido ni un solo grado. Tiembla nuestra pluma al escribir estas cuartillas, impotente para exteriorizar sobre las mismas la intensidad de nuestro sentimiento. Protestamos con toda la fuerza de nuestro espíritu contra el más negro de los atentados cometidos, y con nosotros protesta y condena el hecho la Asociación de la Prensa de Zaragoza, editora de nuestra "Hoja". (De la Hoja Oficial del Lunes, 10 agosto 1936-. Co s a s ¡d SENTAD ICO EN EL TEJAU 3 es la fecha del día, mejor dicho, de la noche; tres cuartos para las tres están dando en los relojes ; en un avión trimotor vienen tres aviadores y sus tres enormes bombas son tres milagros enormes. II Ichando bombas llegaron al Pilar de Zaragoza, y aura los aragoneses estamos ichando bombas.. III Un aeroplano volaba por las torres del Pilar, y un baturro le decía : — ¡ Ah, pajaro, ya cairás ! IV Por de noche y disfrazaos ; por los aires y a tración. ¡ Así s'atreven algunos a métese en Aragón ! V Ven cara a cara, granuja, y no me tires de lejos. ¿ No dices que vales tanto ? Pues en el Coso t'espero. VI No ataquéis a la Capilla, porque la guardan los ángel y vigilan por afuera arcángeles y falángel .es les. VII Por las nubes ha venido un viajante catalán a impedir que Zaragoza le haga sombra a Monserrat. VIII Al "honorable" Companys le dijo uno de Gallur : — ■. Napoleón, no pudo hacerlo ¡ y quieres hacerlo tú ! IX Siempre dicen que vendrán para zurrarnos de firme. Tanto que vienen... que vienen... ¡ Anda, díguilis qui vinguin ! X Al Sandino y al Farràs, como al Farràs y al Sandino, les himos d'hacer bebése trenta azumbres de reciño. XI "Margaritas" : no vayáis^ contra rusos traicioneros ; que no queremos ichar las "margaritas" a puercos. XII Por toda la Rambla arriba, una jota /u de bailar sobre las tripas del jefe de la Generalidá. XIII Allá va la despedida, la q'ichan en el te jau: Si s'acerca un arioplano... * dile que lleve cuidau. Ramón López-Mqntenegro. 150